La novia cenicienta
Sólo que en lugar de perder un zapato lo que le pasaba es
que no dejaba de comprarse pares..Esa es mi historia de novia loca de los
zapatos.
Siempre pensé que lo más complicado de elegir sería el
vestido. Ni mucho menos digo que fuera fácil, pero al ser un gasto tan
contundente, una vez que lo has elegido se acabo. Sabes que no tienes
posibilidad de cambiarlo así que no más quebraderos de cabeza.
Sin embargo....ai esos pequeños gastos. Los complementos del
look de novia son otra historia. En mi caso el mayor problema están siendo los
zapatos (bueno, ya no!) y los pendientes (que dará que hablar..). Lo único que tenía claro es que no los quería blancos. Quería unos zapatos que pudiera volver a usar y que fueran especiales.
Y cómo a la tercera va la vencida yo me he comprado ya tres
pares...y me falta el cuarto (que serán unas bailarinas para cuando me duelan
los pies). ¿y porque tres? Porque soy un desastre. Vallamos por parte:
- Mi primera idea: Unos Jimmy Choo o Manolo Blanihk. Venga
María baja de la nube que nos vamos. Esta idea me duró sólo unas cuantas
semanas...menos mal. Lo que si tenía claro es que quería que brillaran.
-El primer flechazo: Unos salones de Menbur en dorado
clarito con unos lazos espectaculares. 90 euros aproximadamente. Me los compro.
Me los pongo en casa. Duración máxima 20 minutos. Al quitarme el zapato mi dedo
pequeño estaba agonizando el pobrecico. Me apretaban muchísimo y sabía que no
podría aguantar con un zapato así. Total que fui a la tienda a cambiarlos por
el 38. Error. El 38 enorme.
Tras varios chocazos con Menbur descubrí que nunca tendré
unos zapatos de esa tienda. El 37 me viene enano y el 38 enorme..Adios Menbur,
fue bonito conocerte. De estos no tengo foto.
- El segundo flechazo: En una pequeña tienda del centro veo
unos zapatos de glitter plata con la suela rosa. ¿La suela rosa? ¿Pero pueden
ser más mono? Para la saca señora, que estos se vienen de bodorrio, y encima 25
euros. Vamos, vamos, la ganga de mi vida...O lo serían si los pobres el día de
la boda vieran la luz y no se fueran a quedar en esa fea caja...Pero la vida es
dura incluso para los zapatos de glitter. Igual de rápido que me enamoré me
desenamoré. No se porque...tampoco es que fueran súper cómodos, pero tengo
claro que algún día tendrán su ocasión especial, aunque no sea mi boda.
- La búsqueda del tercer flechazo: Decidí que si lo único
que se ve del zapato al andar es la punta yo no quería un peep toe, quería una
punta adornada. Error: casi todos los zapatos son peep toe.
- El tercer flechazo: Y de repente vi un zapato cómodo, bien
de precio y de punta cerrada. Un tacón con agarre en el tobillo todo dorado de
glitter. Un dorado clarito muy parecidos a los primeros de menbur. ¡Y encima
con rebaja chica! 59 euros. ¡Para la saca que estos son! ¿y porque dorados?
Porque mi idea era un tocado en tonos dorados y unos pendientes rococó.
Problema: Mi tocado al final no fue dorado..me enamoré de
uno blanco. Pero bueno, en un principio no importaba. Los zapatos dorados
darían un toque guay.
Hasta que los vi. El destino me llevó a meterme en la tienda
online de Adolfo Dominguez, cosa que nunca hago. Y allí estaban.
- El cuarto flechazo: Unas sandalias de lentejuelas plata
con adornos en charol rosa. Señor Adolfo disculpe si le odio por hacer estos
maravillosos zapatos cuando yo ya tenía los míos. Y mientras más miraba las
sandalias de Adolfo menos miraba mis zapatos...Se mascaba la tragedia.
Tragedia que me costó 109 euros. Pero prometo que estos serán los últimos. Mi
curriculum con los zapatos se acabó.
De tanto flechazo tengo que tener los pies mareaditos
perdidos. Y a mi madre. Y a mi futuro. Y a mis damas. Pero, a Adolfo Dominguez
pongo por testigo que no seré infiel a sus maravillosas sandalias y que ellas
serán las que me acompañen ese día.
P.D: Las bailarinas las dejaremos para las rebajas.
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